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quarta-feira, 13 de fevereiro de 2019

AS OPOSIÇÕES : MÉXICO E BRASIL - UM "GIRO COPÉRNICO"










As novas geopolíticas da América do Sul e Caribe se  imiscuem. Contradizem-se.Vivemos um verdadeiro retrocesso. O Brasil e a Argentina vivem um fatídico coma político. A população na sua maioria, mesmo os votantes/eleitores  da direita se contorcem em arrependimentos, mas já é tarde. Contudo a luta  continua e o México desponta neste lusco e fusco com mais fé. Aqui ensaiamos alguns protestos, mas ainda frágeis para a dimensão do golpe- um golpe cumpliciado com as Forças Armadas e o Judiciário desde  2016, mas gestado com portas fechadas desde o governo Lula. 

Os brasileiros não tem consciência de sua própria história, muito menos dos seus vizinhos e ainda menos da América Latina. O BRASIL é um país ilhado, face a mídia da pior qualidade e  que , portanto, não cumpre seu papel de uma educação  permanente.Tampouco a Escola trabalha com a história do nosso continente. Gaguejamos o inglês, mas refutamos o espanhol um dos maiores idiomas falados no mundo. Somos analfabetos e por isto pagamos caro o nosso não pertencimento ao mundo latino/hispânico. Nossa literatura, por outro lado não possui grandes caldos de comprometimento com a história, nem com o nosso -Brasil , muito menos com a da A.Latina, salvo exceção de pouquíssimas obras, raras.

Nestor Garcia Canclini, Argentino, antropólogo, radicado no México UNAM , há muito tempo nos apontava isto em  -Latino-americanos À Procura de um Lugar Neste Século-2008.

O Jornal PAGINA12 ( https://bit.ly/2TT5HAo) da  Argentina fez uma matéria especial em que trata do atual momento de nossa América :DOS CARAS DE AMÉRICA LATINA.E mostra o golpe e salto qual "giro copernicano".

A Venezuela, grande país insultado desde muito tempo pelos EUA, também está  na matéria assinada por Telma Luzzani.

Paulo Vasconcelos
Leiam abaixo:


DOS CARAS DE AMÉRICA LATINA
( https://bit.ly/2TT5HAo)


Las asunciones de AMLO y Bolsonaro plantean acaso un desafío. Mientras Latinoamérica se derechiza a paso firme y decidido, estrenando presidente extremista en su principal economía, el fin del ciclo neoliberal en México despierta la ilusión del progresismo regional.



Por Telma Luzzani. 
México y Brasil han dado un giro copernicano en sus políticas y fuerzan a un reordenamiento del tablero regional. De las elecciones presidenciales en esos países surgieron dos fuerzas ideológicas opuestas que conmueven los cimientos de la actual política latinoamericana.
Una corporiza la fuerza regenerativa que cíclicamente renace en la región (eso significa Morena, Movimiento de Regeneración Nacional, el partido del mexicano Andrés Manuel López Obrador). El triunfo de AMLO desplazó el eje progresista de Sudamérica hacia el Norte, hasta el límite con Estados Unidos.
La otra es una construcción nueva que responde a los requerimientos de Occidente en la actual etapa geopolítica del mundo y que se materializó en el gobierno cívico-militar del brasileño Jair Messias Bolsonaro (Partido Social Liberal, de ultraderecha), explícitamente xenófobo y macartista, cuyas primeras medidas de gobierno ponen en cuestión la existencia misma de la democracia, una conquista que, en América del Sur, se creía irreversible.
Como se dijo, esto se produce en el marco de una reconfiguración global que, por estar en marcha, es transitoria y confusa, pero que ya deja ver ciertas pistas. Algunas de las características en Occidente son el agotamiento de la actual fase neoliberal, la desglobalización y el retorno al nacionalismo político y económico. Por otra parte, EE.UU. siente amenazada su hegemonía por dos potencias en alza –Rusia y China, por el momento aliadas–, lo que incrementa su necesidad de fortalecerse en nuestra región, de actuar por encima de las leyes internacionales y de buscar salidas belicistas.
AMLO, que tiene como referentes a los ex presidentes revolucionarios Benito Juárez, Francisco Madero y Lázaro Cárdenas, apuesta a la fuerza transformadora de la historia. Bolsonaro aparece encabezando la derecha regional, hoy hegemónica, en la versión colonizada y dependiente que exige la mencionada recomposición geopolítica a escala global. El actual mandatario de Brasil, lejos de identificarse con el pasado democrático, considera que sus antecesores no militares (José Sarney, Fernando Collor de Mello, Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva y Dilma Rousseff, es decir, todos los presidentes democráticos de los últimos treinta años) son “ateo-comunistas”, y él se propone poner fin a esa etapa de la historia del país.
Por otra parte, tanto Bolsonaro como López Obrador tendrán su primer año de mandato en un 2019 particular, cruzado por comicios presidenciales con posibilidad cierta de giro político en la Argentina, Bolivia, Uruguay y El Salvador.
VENEZUELA DIVIDE LAS AGUAS
¿Puede México, un país desconectado económica y culturalmente del Sur, tutelar un nuevo eje popular latinoamericano? ¿Bolsonaro moldeará a la derecha regional con un ropaje ideológico despojado de los disimulos que usan los presidentes de la Argentina, Mauricio Macri, y Chile, Sebastián Piñera?
Diana Tussie, directora del Área de Relaciones Internacionales en Flacso Argentina, directora de la Red Latinoamericana de Política Comercial e investigadora superior del Conicet, y Alejandro Frenkel, doctor en Ciencias Sociales y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín, analizaron para Caras y Caretas estos cambios sorprendentes.
“El gobierno mexicano seguramente liderará más los movimientos populares regionales que los gobiernos, en el sentido de que fijará un horizonte posible a las fuerzas progresistas”, opinó Tussie. “Digo esto, porque la mayoría de los gobiernos de América del Sur se han derechizado pero, sobre todo, porque México es parte de otro orden geopolítico ya que es una nación conectada en lo comercial con América del Norte y América Central. No veo a México marcando mucha atracción económica en Sudamérica. En los últimos 25 o 30 años el país de López Obrador viene siendo parte de otra unidad geoeconómica. Esto no objeta que ejerza algún tipo de influencia, por ejemplo, sobre el tema Venezuela, donde ya ha demostrado jugar un rol compensador contra la agenda intervencionista de Bolsonaro. Esa determinación es importante en las futuras discusiones que se den sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Pero no creo que México vaya a ejercer el tipo de influencia que tuvo, por ejemplo, el Brasil de Lula a inicios del siglo XXI.”
Tussie se refería a la embestida del llamado “Grupo de Lima” en los primeros días de 2019. Este grupo fue creado a instancias de Washington, en 2017, luego de los reiterados fracasos para destituir al gobierno bolivariano de Nicolás Maduro por la vía de la Organización de Estados Americanos (OEA). Hoy su objetivo es aumentar la presión y declararlo ilegítimo.
¿Cómo nació el Grupo de Lima? Luis Almagro, secretario general de la OEA, que milita abiertamente contra el proceso venezolano, llamó en reiteradas ocasiones al Consejo Permanente del organismo para lograr una sanción contra Caracas. Nunca obtuvo los votos suficientes. Entonces apeló a trucos y a graves irregularidades, como la denunciada el 3 de abril de 2017 por el presidente de Bolivia, Evo Morales. Ese día, Almagro llamó a sesión sin consultar con Bolivia, que tenía nada menos que la presidencia pro tempore de la OEA, y sin invitar a países que votarían en contra. Derrotada la vía OEA, EE.UU. instó a los catorce países bajo su subordinación a crear el Grupo de Lima.
El pasado 4 de enero de 2019, estos países se reunieron para firmar una declaración conjunta donde instaban a Maduro a no asumir, el 10 de enero, un nuevo mandato pues consideran que las elecciones de mayo de 2018 han sido ilegítimas (a pesar de que para los partidos venezolanos opositores y para los delegados internacionales, como el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, fueron correctas). Maduro ganó con el 67,84 por ciento de los votos.
La cumbre de Lima marcó el primer sismo entre el nuevo México y el grupo de gobiernos conservadores de derecha de la región. El delegado Maximiliano Reyes Zúñiga informó que AMLO había decidido seguir los principios rectores de la política exterior establecidos en la Constitución mexicana: el respeto a la autodeterminación de los pueblos; la solución pacífica de controversias; el respeto, protección y promoción de los derechos humanos, y la no injerencia en asuntos internos de otros países. A diferencia de lo que acostumbraba a hacer el gobierno anterior de Enrique Peña Nieto, AMLO se abstuvo de opinar sobre la legitimidad del gobierno de Venezuela.
Alejandro Frenkel coincidió con que existe una “valla” geopolítica que separa a México de Sudamérica y auguró que la voz de AMLO será gravitante para contrarrestar la ofensiva contra Venezuela con la que Bolsonaro, seguramente, buscará hacer una marca de liderazgo regional. “López Obrador ha manifestado que la política exterior no es su prioridad. No debemos esperar un presidente mexicano muy activo e inmiscuido en los temas regionales: su perfil diplomático será más bien moderado. Veo, no obstante, a Brasil y México discrepando mucho sobre la cuestión Venezuela. Por empezar, AMLO invitó a Maduro a su asunción, algo que no hizo Bolsonaro. Y de hecho vimos, los primeros días de 2019, en la reunión del Grupo de Lima, que México va a ser muy importante en la región para rechazar la idea de una intervención o de aislar cada vez más a Caracas”, subrayó.
Como advirtió la científica política y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Mónica Bruckmann, una intervención en Venezuela es muy riesgosa para toda la región. “Una aventura política y militar de este tipo significa una potencial desestabilización de magnitudes gigantescas. Puede ocasionar una ruptura del equilibrio regional de consecuencias impredecibles. En mi opinión, es uno de los errores más graves del nuevo gobierno de Brasil.”
¿REFUNDAR O DESTRUIR?
Bolsonaro ha proclamado que quiere refundar Brasil. Para lograrlo va a aplicar un neoliberalismo extremo y a demoler uno de los grandes activos del país: su diplomacia.
La política exterior brasileña, ejercida por Itamaraty –como se denomina a la cancillería, famosa globalmente por su alta profesionalidad–, se caracterizó por el ejercicio de la multilateralidad, un difícil equilibrio para un país con las dimensiones de Brasil y las asimetrías con sus vecinos. Durante la presidencia de Lula da Silva, la diplomacia dio un paso aún más importante al asumir un rol de jugador global sin dejar de ser un motor fundamental para la integración regional.
El ultraderechista Bolsonaro, aun antes de asumir, arrasó con toda esa tradición: menospreció a la Argentina; desinvitó a Cuba, Venezuela y Nicaragua a su asunción; puso en cuestionamiento la participación de Brasil en todo tipo de integración (Mercosur, Unasur y Celac); ofendió a China (principal socio comercial y de los Brics) tratándola de saqueadora y aproximándose a Taiwán, y anunció la mudanza de la embajada brasileña de Tel Aviv a Jerusalén (enojando a los países árabes, importantes importadores de carne brasileña, lo que podría perjudicar a uno de sus grandes contribuyentes y base de apoyo: los potentados del agronegocio).
En el plan escrito presentado por el nuevo gobierno, en el ítem titulado “El nuevo Itamaraty”, se advierte con el lenguaje anacrónico de la Guerra Fría que Brasil “no alabará dictaduras asesinas y dejará de despreciar o atacar democracias importantes como Estados Unidos, Israel e Italia”. En su discurso de toma de posesión, el presidente insistió en que “Brasil volverá a ser un país libre de las amarras ideológicas” y prometió una “sociedad sin discriminación”; no
obstante, traza sus alianzas estratégicas únicamente basado en la
ideología e inició su mandato persiguiendo opositores.
“Al expresar su afinidad ideológica con EE.UU., Israel y Chile, Bolsonaro declara su pertenencia a una –llamémosla así– ‘Internacional de la extrema derecha’”, afirmó Adriana Rossi, especialista en geopolítica del narcotráfico y conflictos armados y directora del Observatorio Geopolítico de los Conflictos. “En ese eje ascendente conservador también puede incluirse Hungría, país con el que históricamente Brasil no tuvo ningún tipo de vínculo. Pero, hoy, las coincidencias entre ambos presidentes de extrema derecha están impulsando una relación bilateral, que hasta ayer nomás parecía imposible.” Esto explica la presencia del primer ministro húngaro en la asunción de Bolsonaro.
Para Rossi, “hay un patrón común en estos gobiernos de derecha: en el nuevo esquema de dominación global prima el discurso nacionalista y también coinciden en que las ofensivas militares conjuntas de la naciente ‘internacional conservadora’ deben concentrarse en la zona caribeña latinoamericana y resignar Medio Oriente como teatro de operaciones. En ese esquema intervencionista contra el eje bolivariano, Israel aportaría tecnología de punta en armamento e inteligencia, un nicho donde el Estado ha construido una marca for export”.
Según la especialista, Bolsonaro junto a su hijo Carlos (muy influyente en la administración) y el vicepresidente, el controvertido general Hamilton Mourão, se reunieron con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en Brasilia. “No trascendió la conversación, pero al parecer, el deseo conjunto de tramar una ofensiva contra los gobiernos o movimientos populares regionales contrarios a la actual restauración conservadora fue uno de los ejes articuladores de la charla. Esa versión cobra lógica porque está en línea en las proclamas explicitadas contra los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela en la cumbre de dominio público que tuvieron Jair Bolsonaro y el ex director de la CIA y actual secretario de Estado, Mike Pompeo, a mediados de diciembre de 2018 en EE.UU. A su vez, esa estrategia tiene una fecha de elaboración en 2001, la llamada Doctrina Cebrowski, en referencia a un almirante que en tiempos del ex presidente George Bush (hijo) dirigió un plan militar para atacar a los países no alineados con el esquema imperial financiero del siglo XXI. Esa doctrina es hoy reivindicada por Donald Trump porque precisamente ya manifestó su intención de retirar la presencia militar de Siria para poder reforzar el liderazgo de su país en América latina y así detener la influencia de China en la región. En esa cruzada, Trump tiene el acompañamiento de Brasil, Chile e Israel como aliados estratégicos.”
“Una aclaración –advirtieron tanto Adriana Rossi como Mónica Bruckmann–: no todos los integrantes de las Fuerzas Armadas de Brasil adhieren a la sociedad estratégica con Israel o al injerencismo militar contra Venezuela. Ese cortocircuito quizá pueda entorpecer a futuro algunas gestiones diplomáticas y comerciales iniciadas en las mencionadas reuniones.”
En cuanto a la alianza estratégica con Israel, además del pacto ideológico y “una narrativa común que apela constantemente a un tronco identitario religioso para justificar políticas agresivas en lo social”, Rossi observó “una continuidad en el área de negocios. En su apertura a los capitales extranjeros para promocionar el capítulo agroindustrial, fomentar los cultivos intensivos en zonas áridas o, incluso, promover proyectos para desalinizar agua en el nordeste brasileño, Bolsonaro encuentra en Israel a un socio. A su vez, el nuevo gobierno de Brasil entiende que esa oportunidad de negocios con Tel Aviv se extiende al área de seguridad y equipamiento militar. En ambos segmentos comerciales Israel es un gran competidor internacional”.
COINCIDENCIAS Y ANTINOMIAS
Curiosamente, los nuevos presidentes de las dos mayores economías de América latina, ambos de enorme riqueza étnica y cultural, tienen algunas “coincidencias”.
Ambos han surgido de partidos no hegemónicos: Morena (López Obrador) y el Partido Social Liberal (Bolsonaro). En ambos países, con estas elecciones de 2018, quedó en evidencia la descomposición de los partidos tradicionales. Pero la gran diferencia es que Bolsonaro fue elegido en el marco de una enorme ilegalidad (el candidato con mayor preferencia de votos –Lula– fue encarcelado y proscripto y los comicios se realizaron en el contexto de un gobierno de facto, el de Michel Temer), mientras que López Obrador triunfó en elecciones democráticas. Su antecesor, Peña Nieto, encabezó un gobierno democrático fracasado que ha empeorado todos los índices sociales y económicos. Según una investigación reciente, en 2018 hubo más de 28 mil asesinatos, casi 80 diarios, cometidos por el crimen organizado. El año pasado también fueron récord los asesinatos políticos, que aumentaron un 55 por ciento con relación a 2017. Se registraron 914 agresiones contra la integridad física y psicológica de políticos, entre ellas 159 terminaron en muerte, 112 dentro de la campaña electoral.
También convergen en dos de las banderas de su campaña: la lucha contra la corrupción y la preocupación por la migración. La gran diferencia es que mientras AMLO tiene uno de los gabinetes más honestos de México, a Bolsonaro y su gabinete los sobornos los salpican muy cerca. El jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, jefe de la cruzada “despetización” (persiguen y echan de los trabajos a todos quienes están sospechados de simpatizar con el PT de Lula), recibió dinero ilegal de la multinacional brasileña JBS, la mayor productora de carne bovina del mundo, según investiga la Procuraduría General.
Otra similitud es que ambos tienen décadas de trayectoria en la política. Bolsonaro como un legislador mediocre que, en casi treinta años en el Congreso, no logró ninguna acción destacada, salvo en 2017, cuando obtuvo la primera plana de todos los diarios con un exabrupto antidemocrático: jurar por el torturador de la entonces presidenta Dilma Rousseff durante el juicio ilegítimo que la sacó anticipadamente de la presidencia acusada de un delito inexistente (poco tiempo después el mismo Congreso de Brasil admitió que no había habido delito).
AMLO fue un exitoso alcalde de la ciudad de México (2000-2005), probó dos veces llegar a la presidencia y al menos en una ocasión –2006– fue objeto de un escandaloso fraude. Es la primera vez que en México llega a la presidencia de la nación alguien que fue alcalde de la capital.
Por último, Alejandro Frenkel sintetizó qué posturas tendrán los dos presidentes en las agendas hemisféricas más estratégicas. “López Obrador y Bolsonaro representan, en resumen, dos modelos económicos distintos. AMLO ha sido muy crítico sobre el modeloneoliberal, y Bolsonaro, al contrario, propone un programa basado en preceptos aperturistas: reducción del Estado; entrega de la seguridad, la salud y la educación a los privados; reforma jubilatoria, y privatizaciones de empresas estatales.”
“También van a diferir en sus posiciones en relación a EE.UU. en materia política, o de seguridad –continuó Frenkel–. López Obrador objeta el involucramiento de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior. El presidente mexicano, en materia de lucha contra el narcotráfico, propuso crear un cuerpo nuevo, la Guardia Nacional, que tendrá sin embargo un componente castrense; parecería que busca, entonces, un esquema de transición en la guerra contra las drogas. Por su parte, Bolsonaro está mimetizado con la agenda antinarcóticos de Washington. En materia migratoria también los dos presidentes tienen miradas disímiles. El jefe de Estado brasileño posee un discurso más xenófobo. Pero, en ese punto, parten de realidades distintas. México está más permeado por ese tema porque aporta migrantes a los Estados Unidos y, por el contrario, Brasil es un país receptor.”
Difiere también la forma en que ambos llegaron al poder. AMLO, luego de varias tentativas, fue elegido masivamente por conocer muy bien México y ser un internacionalista experimentado. Es un político muy popular que resumió sus intenciones en el lema “Por el bien de todos, primero los pobres” y “Morena, la esperanza de México”.
Bolsonaro ganó con una campaña de diseño, construida con las últimas tecnologías comunicacionales; datos falsos (mentiras) y monumentales inyecciones de dinero provenientes de tres sectores poderosos pero disímiles: el agronegocio, las riquísimas iglesias neopentecostales y las multinacionales y finanzas globales.
Finalmente, la emergencia de estos dos focos antagónicos y potentes en México y Brasil nos llama a la reflexión. Sus propuestas nos demandan, más que nunca, una actitud comprometida y la conciencia de que, en los próximos meses y años, se juega el destino de la Argentina y de la Patria Grande.
Colaboró Emiliano Guido

terça-feira, 12 de fevereiro de 2019

O que acontece com seu cérebro se você largar o Facebook?















Matéria bastante rica do El pais (ihttps://bit.ly/2X0QdN5)  sobre o consumo das redes sociais, quero dizer, o uso em demasia das ditas  Redes Sociais, no caso em pauta da matéria, é citado o FACEBOOK. Tiro conclusões iguais  por alguns conhecidos e amigos que estão se retirando  do Facebook e outras redes Sociais.

Para eles isto lhes assegura maior estabilidade emocional, sobretudo aqueles que se envolvem com política,outros por questões  várias ,mas sentem maior alívio.Por outro lado, deixam de estar tão expostos em fotos, cotidiano e  hábitos.Eu concordo inteiramente, pois já vivi isto.Leiam 

O que acontece com seu cérebro se você largar o Facebook?

Não há consenso sobre o impacto das redes sociais em nossas rotinas e comportamento. Mas dois estudos publicados recentemente concluem que ‘desaparecer’ do Facebook reduz os sentimentos depressivos e melhora nosso bem-estar



Homo sapiens de 300.000 anos atrás teria adorado o Facebook. Sua sobrevivência e reprodução dependiam de poderem contar uns aos outros onde caçar bisões e que áreas eram perigosas, conta Yuval Noah Harari em Sapiens, mas também de “saber quem da sua turma odeia quem, quem dorme com quem, quem é honesto e quem é trapaceiro”. A fofoca é uma das teorias que explicam a origem da linguagem entre os humanos.
Facebook, com 2,3 bilhões de contas ativas, ajuda a nos conectarmos e compartilharmos nossa vida com nossos amigos/conhecidos. Somos animais sociais, e nos relacionar com os outros é uma das fontes de felicidade do ser humano. Mas qual é o impacto das redes sociais sobre nossas atitudes, nossas rotinas, nossos comportamentos, nosso humor...? Dois estudos buscaram responder a estas perguntas fazendo alguns usuários desaparecerem temporariamente.
Um mês fora do Facebook aumenta o bem-estar geral, reduz a ansiedade, a depressão e o tempo dedicado posteriormente a esta rede social”, segundo a pesquisa da universidade NYU e Stanford. Trata-se da maior análise já feita sobre os efeitos do Facebook em nossos cotidianos e hábitos.
Como concluíram isso? Com o mesmo método que os laboratórios farmacêuticos usam para saber se um remédio funciona: escolheram um grupo de 2.844 usuários que cumpriam os requisitos e os dividiram aleatoriamente. A uns deram o tratamento, um mês de abstinência do Facebook, e ao outro, o grupo de controle, permitiram que continuassem conectados. O experimento consistiu em monitorar as diferenças entre os dois grupos.


“Os aumentos no bem-estar geral são pequenos, mas muito significativos”, dizem os autores, liderados por Hunt Allcott. As pessoas que estavam fora do mundo dos likes respondia aos pesquisadores que se sentiam mais feliz, mais satisfeitos com sua vida e com menos depressão e ansiedade. Essa melhora equivalia a 25% - 40% dos benefícios oferecidos por uma terapia psicológica.
O outro estudo publicado dias antes, da Universidade A&M do Texas, não encontrava um efeito relevante na felicidade. Nessa pesquisa, a desativação da rede social durou só uma semana, mas mesmo assim se constatou, de forma compatível com o estudo mencionado antes, uma redução de 17% nos sentimentos depressivos.
Como isso se explica? Uma possibilidade é a teoria da comparação social. O Facebook pode alimentar sentimentos de inveja e frustração se decidirmos que o valor de nossa vida social e pessoal varia em função de como vai o resto. Porque, sejamos sinceros, a maioria tende a compartilhar seu melhor momento ou foto do dia, e isso pode gerar a falsa ideia de que a vida dos nossos amigos é maravilhosa, e que a nossa não faz sentido.

Menos polarização


“No grupo de usuários abstêmios, diminuiu a divisão de opiniões por questões políticas”

Muita gente usa as redes sociais para se informar, por isso não surpreendeu que os usuários que desativaram sua conta do Facebook estavam menos a par das notícias. Tampouco se deram ao trabalho de se conectar a outros canais tradicionais, como a rádio, a televisão ou os jornais.
Mas nesse capítulo de perguntas do estudo, o impacto mais relevante foi na polarização. No grupo de usuários abstêmios, reduziu-se a divisão de opiniões com relação a questões políticas – na verdade, aumentava a capacidade de entender o outro lado. Para se ter uma ideia desse impacto, se o nível de polarização na sociedade norte-americana aumentou 100 pontos entre 2006 e 2016, um mês fora do Facebook reduziu esse indicador em 42 pontos.
Este resultado põe em destaque também o papel dessa rede social na sociedade, além de seu polêmico papel na difusão das notícias falsas. As democracias se baseiam numa opinião pública bem informada, diz Cass Sunstein, ex-assessor de Barack Obama, em seu livro #Republic. Esse especialista em regulação acredita que as redes sociais deveriam introduzir certa aleatoriedade em seus algoritmos. Se só nos recomendarem notícias que acham/sabem que vão nos agradar, afinal o que estão gerando são câmaras de eco nas quais a única opinião que ouvimos é a nossa. Com essa visão da realidade é muito complicado entender alguém que não pense como nós, daí a polarização para a qual as redes sociais aparentemente contribuem.

Uma hora livre por dia

Talvez o maior presente pessoal de deixar o Facebook eram 60 minutos liberados por dia. Os usuários desconectados passaram mais tempo com os amigos, a família, saíram para jantar fora mais vezes e também passaram mais momentos vendo televisão sozinhos. Em geral, ocuparam seu novo tempo livre com atividades mais saudáveis, e isso se refletiu em seu estado de ânimo.
Surpreendentemente, menos Facebook não se traduziu em mais tempo em outras redes sociais ou diante da tela. Além do mais, reduziu-se a atenção a outros aplicativos, como Spotify e Tinder. Sem uma timeline para seguir, você tampouco visita todos aqueles sites que nossos amigos recomendam.

Vida fora da timeline

Entre o grupo dos que se desconectaram, 43% se dispuseram a dedicar menos atenção à sua timeline no futuro (contra 22% do grupo de controle), e de fato conseguiram: 12 minutos a menos em média. De fato, nove semanas depois do final do projeto, 5% do grupo de tratamento continuava sem reativar sua conta. “Quanto maior o tempo desligado, mais valorizavam os efeitos.”

Quanto vale o Facebook?

E aqui terminam as más notícias para a empresa de Mark Zuckerberg. Quando se pergunta aos usuários quanto dinheiro eles exigiriam para desativar sua conta do Facebook durante um ano, a resposta varia entre 1.000 e 2.000 dólares (3.750 a 7.500 reais, aproximadamente). Multiplique isso pelo número de usuários nos Estados Unidos... As pessoas valorizam muito a experiência de poder estar em contato com seus amigos com tanta facilidade. Tudo bem, isso é porque não sabem que sua vida pode ser igualmente maravilhosa se desativarem suas contas, certo?
Não. Quem aceitou desaparecer durante um mês pediu apenas 102 dólares em troca. Depois desses dias, de maior bem-estar geral, menos depressão, hábitos mais saudáveis, voltaram a ser perguntados: quanto exigiria para ficar mais um mês fora? A cifra caiu para 87 dólares. Como é possível? Talvez as pessoas apreciem muito saber o que estão fazendo seus amigos, o que eles leem, do que falam... mesmo que isso lhes gere certo estresse, explicam os autores do primeiro estudo.
No caso do experimento de desativação durante uma semana, a quantia que os usuários pediram para ficar mais sete dias fora da rede social aumentou 15% (de 10,7 para 12,3 dólares). Nesse caso, os pesquisadores propõem outra explicação. “A resposta é consistente com a retirada dos efeitos de um bem aditivo. Se ficar no Facebook gera dependência, então uma semana fora da rede deveria aumentar o desejo de voltar pa

domingo, 3 de fevereiro de 2019

ALBERTO CUNHA MELO: UM POETA POUCO LIDO E EXTENSO EM SUA OBRA

Alberto C Melo por https://bit.ly/2UxzWgq
EXÓRDIO

Levamos fogo, não esponjas,
ao trono sujo do excremento,
disputando o mesmo vazio
de uma estrela no firmamento;

jarros negros e estrelas, tudo
é uma busca de conteúdo;

ou somos renúncia ou cobiça,
atravessando esses planaltos
feitos de cinza movediça;

mas todos estamos em casa,
   como os vôos dentro das asas.


Alberto Cunha Melo -1942-2007, foi um dos poetas de minha geração.Li e reli.Tive ligeiros encontros em Recife, nos  anos setenta, sempre na Livro Sete, antiga grande Livraria do Recife, hoje nao mais existente.
Alberto era um sério jornalista e poeta. Era sociólogo e isso deixava-se ver nas frestas de sua poesia, que apesar de ser tida com influencia de João Cabral , acho que ele tem aromas, afinal leu e releu  aquele poeta, mas sua identidade é muito própria.O humano os protocolos da vida frágeis estão na boca de seu verso.
A poesia era uma arma, um termômetro, um forma de ler e ver o país.(a boa poesia).Apesar de está entre os grandes poeta  brasileiros, dito isto pelo sul maravilha,-ou  poder hegemônico da crítica dali, ele ainda é desconhecido pelo Brasil afora.
Trabalhou com a imprensa pernambucana e paulista,mas o verso foi seu maior entalhe sem desmerecer  seus outros trabalhos, como  seus  ensaios.
Iniciando-se  Jaboatão dos Guararapes, onde nasceu, cidade contígua a cidade do Recife.Será, lá-Recife, que seu burburinho cresce, avantaja-se  e torna-se um grande poeta,que o diga outro poeta Orley Mesquita, a quem devo o conhecimento da obra de Alberto.
Assumiu cargos públicos como diretor de Assuntos Culturais da Fundarpe. Pertenceu a Academia Pernambucana de Letras.
Após sua morte a Record lançou sua poesia completa, 2017.Vale ler esse grande volume que traz de modo cronológico sua produção e inclui alguns inéditos.
Abaixo transcrevo a entrevista a Poesia e Cia. ( https://bit.ly/2SmNBcN)






  1. A literatura brasileira ressente-se de maior reconhecimento internacional. Exceto Machado de Assis, e um ou outro autor, sazonalmente – tipo Jorge Amado ou Paulo Coelho (sic) – , nossa literatura é pouco conhecida. A seu ver, a que se deve isso?
R.:     É comum justificar-se o não reconhecimento internacional de nossa literatura ao fato de ela ser escrita num idioma, vamos dizer, bárbaro, o português. Mas isso não justifica o também não reconhecimento de artes não literárias, como a música, a pintura, a escultura, a dança, etc. Se o econômico não condiciona a arte do ponto de vista da criação, ele condiciona a sua difusão e, com esta, o seu prestígio e sua imposição como modelo para as economias periféricas. A hegemonia de Roma impôs modelos greco-romanos a todo o Ocidente, vindo em seguida os colonialismos inglês, francês e alemão, para culminar com a hegemonia econômica dos Estados Unidos. O expancionismo da Inglaterra no século XIX foi responsável pelo fato de, hoje em dia, o inglês ser a língua oficial de 45 países, sendo o segundo idioma mais falado do mundo, depois do mandarim. Isso favorece, não resta dúvida, a difusão da literatura e dos modelos artísticos norte-americanos. Mas o idioma sozinho, sem o poder econômico enorme, que o precede, não seria suficiente para garantir aquela difusão. Vejam que os colonialismos espanhol e português fizeram com que seus idiomas sejam o 3º e 6º mais falados do mundo, mas a fragilidade econômica da Espanha e de Portugal limitou a imposição internacional de seus modelos culturais. Embora a qualidade da literatura brasileira não dependa do desenvolvimento econômico, o seu reconhecimento internacional depende do PIB, da exportação, da multinacionalidade de nossas empresas, do peso da economia brasileira no mundo.
  1. Nossa literatura, um tanto recente, descende dos clássicos, do Oriente, de Camões, de Gregório de Matos, de Vieira… Já desenvolvemos um estilo? Quais seriam nossos estilistas?
R.:     Não entendi bem a pergunta. Se vocês querem saber se eu acredito na existência de um estilo nacional, digo de pronto que para se definir um estilo “brasileiro” seria preciso um trabalho colossal de literatura comparada para diferenciá-lo do estilo “francês”, “português”, “inglês”, etc. Trabalho monstruoso para determinar a diferença específica não só entre as literaturas ocidentais e as orientais. Estou mais propenso a crer na existência de um estilo ocidental em relação a um estilo oriental, do que em estilos nacionais. Mas o conceito de estilo é mais confuso do que o conceito de gênero. Não quero perder tempo com isso porque não sou nem nunca fui professor. Mas admiro profundamente cinco grandes escritores brasileiros, ou seja, que têm uma maneira própria, inconfundível de escrever.
  1. Quem são?
R.:     Os cinco talvez únicos estilistas brasileiros, para mim, são Euclides da Cunha, Augusto dos Anjos, João Cabral de Melo Neto, Guimarães Rosa e Gilberto Freyre.
  1. Após o falecimento de João Cabral, restam-nos os poetas das gerações seguintes (sem esquecer os remanescentes de 1940-50). Onde você se encaixa (se é a palavra)? Já se considera um estilista?
R.:         Eu e a maior parte dos poetas de minha geração (65) somos epígonos da Geração 45, que tentou valorizar a poesia metrificada e até mesmo a forma fixa, como o soneto. Bem, o soneto eu o evitei, porque passei uns quinze ou mais anos escrevendo numa estrutura fixa que consistia em cinco quartetos octossilábicos, brancos. Daí, pulei para o verso livre e voltei depois para o octossílabo, agora rimado, em outra estrutura fixa, a que dei o nome de “retranca”. Se me considero um estilista? Remeto-os à resposta da pergunta nº 3, quando nomeio quem na verdade considero estilistas no Brasil.
  1. Em seu livro mais recente, Yacala, você desenvolve um ritmo futebolístico. Publicou apenas duzentos exemplares. Qual a relação do esporte de massa com a suposta escassez de leitores de poesia?
R.:     O que chamam de “futebolístico”, eu chamo de retranca. Como é uma forma fixa de onze versos, com distribuição estrófica na ordem de 4-2-3-2, caracterizando uma armação defensiva ou de “retranca” no futebol, além de me lembrar dos tempos de linotipo no Jornal do Commercio, com diagramação para o chumbo também chamada de “retranca”, aproveitei as duas acepções e batizei assim aquela forma. César Leal gostou da proposta e escreveu sobre ela. Quanto às relações do esporte de massa com a escassez de leitores de poesia, a ele se poderia também acrescentar a cultura de massa ou a indústria cultural. Não acredito que essas opções de lazer roubem leitores de poesia, como não roubam fruidores de qualquer outra manifestação da chamada alta cultura, porque seu nível de sofisticação só a torna accessível para uma elite intelectual, em qualquer época, a partir da invenção da escrita. A escassez de leitores de poesia se deve mais, talvez, ao declínio do ensino das humanidades e o consequente predomínio das ciências exatas e da tecnologia. Em países periféricos, como o Brasil, pesa também o baixo nível educacional da população, e, atualmente, a péssima qualidade dos livros didáticos e do ensino da literatura nos cursos médios. Há uma reação contra isso, e Pernambuco já possui um bom número de professores do segundo grau valorizando a poesia e os escritores da terra. Creio que essa reação futuramente será ampliada, para que a nossa escola se aproxime do padrão das escolas européias.
  1. Depois que tudo parece já ter sido dito, por que escrever?
R.:     Às vezes eu me faço essa mesma pergunta, de uma forma diferente: Por que escrever depois de Kafka  e João Cabral de Melo Neto? Creio que Rilke respondeu a essa pergunta quando nos aconselha a só escrever quando pressionados por uma imperiosa necessidade cósmica. Para falar a verdade eu gosto mais de pescar do que de escrever, mas desde menino me sinto condenado a satisfazer aquela estranha necessidade.
  1. Você presenciou o nascimento do Movimento de Escritores Independentes de Pernambuco, no início da década de 80, constituindo-se em um dos seus principais incentivadores. Valeu a pena apoiar o Movimento?
R.:     Claro. Faria aquilo quantas vezes fosse possível. Sempre considerei um movimento arejado, alegre, louco e livre, que não se propõe a criar regras estéticas para ninguém. Deixando que o espírito procure livremente o seu caminho, atenda como quiser as suas próprias aspirações.
  1. Como você observa, ainda hoje, as críticas aos remanescentes da poesia marginal dos anos 80, acusados de “romanticóides” e “inadaptados” aos novos tempos literários por não “elaborarem” uma poesia “cerebral”, cabralina?
R.:     O termo “romanticóide” é pejorativo, não concordo com ele, e chamar um grupo de artistas de pessoas inadaptadas a este mundo é um grande elogio. Eu seria um sujeito leviano se ousasse fazer uma crítica à produção dos poetas marginais baseado apenas em poemas que li aqui e ali, sem qualquer preocupação de fazer uma análise sistemática. Quanto ao estilo de vida parece-me correto considerá-lo de romântico, como o foi boa parte de minha geração, nos tempos de grandes bebedeiras, varando as noites do Recife, como foi romântica a Geração Beat norte-americana dos Ferlinghetti, Ginsberg, Snyder, Corso, Burroughs e Kerouac. Se toda a poesia brasileira fosse “cerebral”, cabralina, seria uma poesia absolutamente pobre e repetitiva. Quando entrevistei Cabral, nos fins da década de 60, ele me confessou que gostava de muita poesia diferente da dele e achava que a poesia brasileira deveria ser um arco-íris de tendências, e que gostava, inclusive, da poesia de Vinícius de Morais, embora não o aprovasse moralmente. Cabral não era formal somente na poesia não, ele o era em tudo na vida, creio que eu não poderia ser um amigo íntimo do poeta, não.
  1. E os poetas surgidos no último decênio (90), você os conhece em forma e conteúdo?
R.:     Evitando citar nomes, porque toda vez que o faço eu me arrebento, por erros de revisão ou esquecimento, posso dizer que tenho recebido pequenas publicações alternativas, geralmente com um poema de cada autor, revistas, jornais e micro-antologias. Não é um material suficiente para um julgamento sério, mas tenho observado uma tendência muito forte para o poema curto, o que me agrada muito, porque eu o venho praticando há muito tempo, e para as formas coloquiais de elocução, algo que está bastante entranhado na melhor poesia moderna. Outro aspecto que me parece marcante é o predomínio pela temática urbana, reportando quanto possível o presente. Só me preocupa é talvez a existência de uma certa inconsciência ritmica, em alguns autores, como se a escolha do verso livre dispensasse qualquer controle, inclusive o do ritmo. Eliot já disse que não existe verso livre para quem quer fazer um bom poema. Mas é esta uma opinião superficial, que pode naturalmente ser alterada com um conhecimento maior da produção dos jovens poetas.
  1. Você é tido como o principal poeta da Geração 65. No livro organizado pelo poeta Jaci Bezerra, de 1998, transcrevendo debates e depoimentos do Seminário dos 30 anos da Geração, a sua ausência é nítida e notória. Há ressentimentos?
R.:     Minha ausência se deveu a dois motivos: não gosto de participar de seminários, mesas redondas, nada que tenha um aspecto meio formal, e minha geração, diferentemente da Geração de Mauro Mota, com o tempo gerou dentro dela inimizades terríveis, que não saem nos jornais. Como estou velho, preferi ficar em casa e evitar um possível aborrecimento.
  1. Muitos, por malquerência, atribuem a sua projeção nacional à tenacidade do poeta e crítico carioca Bruno Tolentino. Se seus papéis realmente não fossem de alta envergadura poética, será que o crítico carioca, tão sabido dessa matéria, se preocuparia em divulgá-lo?
R.:     Se hoje existe um maior conhecimento ou reconhecimento do meu trabalho, isso se deve, realmente, às atenções do bom Bruno Tolentino, que nunca precisou de mim para nada deste mundo. Quanto à “alta envergadura” de minha poesia, é o tempo que dirá se ela está mais para peso pena ou peso pesado. Já é tarde demais para me preocupar com essas coisas, deixo essa preocupação para aqueles que me querem mal.
OUTUBRO/1999

sexta-feira, 1 de fevereiro de 2019

MEUS TÍTULOS NÃO SÃO BÍBLICOS SENHORA DAMARES- EXIGIMOS RESPEITO!!!!!!


https://bit.ly/2UxGOu2



Faço das palavras da amiga Dra.Jurema Sampaio as minhas palavras e creio que a de  milhares de mestres e doutores deste país!- Captura do Facebook!




Sra. Ministra Damares,
Reforçando e apoiando a carta aberta reproduzida a seguir, gostaria de declarar que meus títulos NÃO SÃO BÍBLICOS!
Me graduei pela primeira vez em 1985, com 20 anos, e pela segunda vez, em 1986, com 21 anos e uma filha na barriga.
Tornei-me especialista aos 31, com dois filhos e trabalhando em duas escolas e uma universidade, com carga de 60 horas semanais.

Obtive o título de Mestre aos 38 anos, sendo responsável por casa, família e filhos com 10 e 14 anos, respectivamente, e trabalhando em 2 universidades, além de morar a 100 km do estudo e 160 do trabalho.
O título de Doutora só veio aos 48, já divorciada, ainda sustentando dois filhos SEM nenhum auxílio financeiro do pai deles, na infeliz realidade da maioria explícita das mulheres chefes de famílias desse país machista e hipócrita em que vivemos, lecionando em 3 universidades, morando a 100km do estudo e dos trabalhos, e depois de um período morando fora do país, para o qual me preparei financeiramente por 3 anos, trabalhando insanamente e economizando o quanto pude. Um infarto e uma cirurgia de histerectomia de emergência, depois de uma hemorragia quase fatal, ainda enfrentei nesse período de quatro anos, durante o doutorado.
Levei todos esses anos para percorrer esse caminho de formação, não por minha vontade propriamente, mas por ser o que foi possível e, mais ainda, até por teimosia em enfrentar essa sociedade machista e medíocre que suas declarações grotescas espelham e ilustram.
Sustentei e formei dois filhos junto com tudo isso, em grande parte desse tempo, como já disse, sozinha.
Portanto, senhora ministra, NÃO!
Não admito esse desrespeito!
Meus títulos NÃO são "bíblicos", são reais, e foram frutos de MUITO empenho, dedicação, esforço e estudo.
Exijo respeito!
A mim e à todas as mulheres mestres e doutoras desse país, com histórias de vida semelhantes, e até mesmo mais duras que a minha, que também não têm "títulos bíblicos" e enfrentam todo tipo de revezes por ACREDITAREM NA EDUCAÇÃO COMO ÚNICO CAMINHO A SER SEGUIDO.

Assino embaixo da carta aberta dessa colega, e repasso adiante, como protesto e marco de repúdio pela sua total falta de respeito e despreparo para o cargo que ocupa, e também pelo CRIME de falsidade ideológica que a senhora comete com suas equivocadas e insanas declarações.

Reforço a fala da colega autora da carta: quer ser chamada de mestre ou doutora? Pare de falar e fazer tantas asneiras e ESTUDE!
Att.
Profa. Dra. Jurema L. F. Sampaio
.......

Título não é Bíblico.
Título de Mestra e/ou Doutora no Brasil é algo que infelizmente uma ínfima minoria consegue obter, dados os processos de exclusão social e desigualdade do país que vivemos e cujo governo atual reforça.
Quando uma mulher obtém um título de Mestra e/ou de Doutora não significa apenas que ela estudou algum assunto com base em metodologias definidas, evidências científicas e o rigor que sua área exige. Significa muito mais.
Significa que ela precisou vencer o machismo estrutural que a considera inferior ao homem mediano mesmo quando ela é uma pesquisadora fantástica, a falta de investimentos financeiros, a descrença da sociedade em sua capacidade, a desvalorização profissional, a violência da academia para com mulheres. Quando ela é uma mãe estudante, então, significa que ela muito provavelmente foi criticada, preterida em processos seletivos, sobrecarregada e, certamente, ser uma Mestra ou uma Doutora mãe neste país por si só já deveria ser motivo de reconhecimento, apoio e incentivo.
Quando a senhora, uma mulher completamente equivocada em tantos assuntos e sem preparo acadêmico algum para ocupar o cargo que ocupa, MENTE dizendo ter Mestrado em Educação quando não o tem e, ao ser questionada sobre sua mentira, afirma que "título é Bíblico", a senhora se alia ao cenário de completa desvalorização que uma Mestra e uma Doutora enfrentam, além de desonrar seu cargo. Além de cometer falsidade ideológica, o que constitui crime.
O Brasil possui milhares de Mestres e Doutores desempregados por não oferecer estrutura empregatícia que acompanhe a formação acadêmica. Faça o trabalho para o qual é paga com nosso dinheiro ao invés de proferir impropérios de toda ordem.
A senhora nos envergonha perante o mundo menosprezando os rigores do estudo acadêmico.
O título de Mestra ou Doutora não é Bíblico.
Quem o tem - como eu e milhares de outras mulheres deste país tão desigual e injusto - sentiu na pele o que é preciso fazer para tê-lo.
Ao invés de desqualificar títulos acadêmicos, preste esclarecimentos sobre as denúncias de tráfico infantil que recaem sobre a senhora.
Isso é bem mais relevante...
Quer ser Mestra ou Doutora, Sra. Damares?
Estude.
E conheça a desigualdade, iniquidade e violência contra a mulher no meio acadêmico.
Atenciosamente,
Dra. Ligia Moreiras*

*Graduada em Ciências Biológicas pela Universidade Estadual Paulista, Mestra em Psicobiologia pela Universidade de São Paulo, Doutora em Ciências pela Universidade Federal de Santa Catarina, Doutora em Saúde Coletiva pela Universidade Federal de Santa Catarina, tendo realizado meu segundo doutorado com um bebê no colo.