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domingo, 4 de novembro de 2007

FERIA Y CARNAVAL. Los números detrás del evento literario:

FERIA Y CARNAVAL. Los números detrás del evento literario:
EL mall del libro

Macarena García G.
Brasil pone las bailarinas de carnaval, algunos escritores y espectáculos para todo público.

Los editores chilenos, la nota disidente. Por primera vez se unieron en una asociación que quiere otra feria para Chile. Desde los últimos stands, ofrecen un descuento del 19% y duras críticas contra los organizadores.



MACARENA GARCÍA G.

Una mulata vestida de carnaval con una corona de plumas verdes y amarillas invita a pasar. A la altura de las caderas abre su vestido y despliega un ruedo de páginas de libro. Sonríe bajo el título de "El Carnaval de la Cultura", dando la bienvenida a la vigésimo séptima Feria Internacional del Libro de Santiago.

Bajo ella pasan dos mujeres entradas en años que vienen a ver el show de la cantante de samba Elza Soares. Una explica a la otra que esta feria está dedicada a Brasil. Casi.

Brasil es el país invitado. En las ferias del libro del mundo se usa eso, invitar a un país a llevar a sus narradores a modo de plataforma de despegue de relaciones culturales bilaterales, y de aterrizaje a nuevos lectores. En Chile se hace desde hace cinco años y, conjugando esa difícil ecuación de intereses económicos, políticos y simpatías gremiales, la Cámara Chilena del Libro decidió invitar a los brasileños. Después les propusieron montar un carnaval.

"Brasil tiene una buena marca", confiesa Eduardo Castillo, presidente de la Cámara Chilena del Libro, institución a cargo de la feria. "Cuando dijimos que les invitábamos a ellos hubo alegría general, desde la Presidente de la República a todos. Porque uno asocia carnaval a Brasil y el carnaval es una fiesta popular".

Castillo dice que su objetivo es que la Feria Internacional del Libro de Santiago sea una fiesta popular. Por eso se instalaron en la antigua estación de trenes de Santiago donde la exhibición y venta de libros se acompaña de actividades en ocho salas. Y tal vez por eso también la presencia de Brasil repercute más por los músicos invitados que por esos escritores poco traducidos a nuestro idioma. En la Estación Mapocho hay muchos altavoces y parlantes desde los que se escapan ritmos de samba y bossa nova. En el stand de Brasil no se ven más de 10 libros en español, pero hay revistas de viaje y libros con fotografías.

El resto de la feria se asemeja a la de años anteriores. Con plazas de alfombra y árboles de madera, ahora pintados de azul y rematados con el logo del auspiciador oficial, "Chilectra", y anuncios sucesivos de actividades por altavoz. Se ven menos novedades en los stands (a excepción de Fondo de Cultura Económica, que apostó por traer otros sellos), y la tendencia pareciera ser apostar por vender muchos ejemplares de pocos títulos, antes de arriesgarse a terminar en las librerías de saldo. Y los saldos brillan por su ausencia; de hecho, hay stands que cobran más que las librerías. Pero, como bien dijo el viceministro de Cultura brasileño en la ceremonia de inauguración, éste es "el principal evento cultural de Chile". Un país que él dijo admirar por su "amor al libro y la lectura".

Feria, carnaval y fisura

En sus orígenes, los carnavales eran el desbande previo a la abstinencia de la cuaresma donde se invertían y mezclaban las clases sociales. Se borraba la fisura. Pero en la Feria Internacional del Libro de Santiago ésta está apareciendo. Por primera vez, el grueso de las editoriales nacionales se agrupó fuera de la Cámara del Libro y en confrontación con ella. "Nosotros creemos que la feria debe estar marcada por la calidad de la oferta cultural y no por el espectáculo", argumenta Marisol Vera, de Cuarto Propio. "La programación debiera estar centrada en debates, presentación de autores y nuevas líneas; en cultura, antes que en los aspectos básicamente comerciales".

Hace ya 7 años las editoriales chilenas -las que no pertenecen a los grandes conglomerados extranjeros- formaron una asociación paralela a la Cámara a la que ellos pertenecían y de la que muchos eran directores. Pero el año pasado se les pidió a esos directores que optaran por una u otra. Optaron ellos y otras 16 editoriales que se salieron de la Cámara para quedar bajo el alero de la Asociación de Editores de Chile (hoy integrada por 42 miembros). "El problema es que para participar en la feria nos cobran 77% más que a las editoriales y distribuidoras que son socias de la Cámara. Nos pareció exagerado y negociamos en bloque", explica Paulo Slachevsky de LOM. Su socia, Silvia Aguilera, completa: "Juntos conseguimos un descuento, porque dijimos que si no, no vendríamos y montaríamos un escándalo". Ahora ellos (con su descuento de 13,5% y sus stands de 10 metros cuadrados) están agrupados en el sector D, bajo esa carpa en la que se amplió el siempre insuficiente recinto ferial. Mandaron a hacer chapitas en las que se lee "D de diversidad" y unos afiches en los que anuncian que ése es territorio libre de IVA. "Es algo simbólico, porque no podemos dejar de cobrarlo, pero al menos podemos hacer descuentos de 19% en cada libro", explica Marisol Vera.

Las críticas no acaban allí. Aguilera y Slachevsky despliegan sobre la mesa el programa del evento y hacen ver que las actividades de la Asociación de Editores casi nunca califican para ser destacadas. "Nosotros haremos un acto importante en la Sala de las Artes donde caben 1.000 personas, mandamos fotos e información. Pero no. Lo que publicitan ese día (hoy) son dos relanzamientos de libros, algo que se supone está prohibido hacer en la feria". Eduardo Castro, "decano" de los editores chilenos, hoy a cargo de Universitaria y miembro de la asociación, propone: "Debiéramos trabajar juntos en organizar la feria. La Cámara, probablemente por celos, no quiere. Aunque cada vez somos más y probablemente después esto cambie".

Slachevsky va más allá. "Los stands de los más grandes son más baratos que los nuestros, muchísimo más baratos. Esto hace que para una editorial chica sea imposible lograr que sea rentable, pues debería vender más de cinco millones de libros".

En la Cámara cuesta conseguir explicaciones sobre las cifras. De partida, porque no entregan números. Eduardo Castillo dice que no sabe cuánto cuesta el stand más caro. Después dice que sabe, pero no se acuerda. Cuando se le pide que se aventure con un número para ir teniendo una idea, se encoge de hombros y larga: "Deben ser 3 millones de pesos o tres millones y medio". Y no. Son más de 7 millones (a la UF de anteayer, 7.138.000 pesos), al menos el doble de lo que cuesta el alquiler mensual de un local similar en un mall.

"Para nosotros lo importante es no perder plata", cuenta Marilén Wood, gerente de Ediciones B, una de las grandes que paga sobre los cinco millones de pesos por sus metros cuadrados. "Pero la feria no es un negocio, porque son altos los costos. Nosotros vamos porque no podemos no ir, hay una presencia que marcar". La contabilidad en Alfaguara indica que allí hacen el 1% de las transacciones anuales de la empresa. Y es que Santiago no es Frankfurt, pero tampoco Buenos Aires, ni Bogotá. La feria es, cuando más, la fiesta popular; nunca la plataforma de negocios.

La relación del libro con la industria nunca ha sido fácil y menos en el país de poetas. El tamaño del mercado, la baja lectoría y la eterna esperanza en esa suerte de paraíso que supondría la excepción tributaria hacen que el diálogo tenga tono de queja. Más alta, cuando pareciera que la Cámara no está trabajando para todos y que siempre sale de ésta con cifras azules. Castillo argumenta que lo de ellos no es lucrar, pero que necesitan sacar dividendos para financiar la actividad de esta organización gremial que organiza ferias del libro a lo largo de todo Chile.

Alejados de las estrellas

"Somos un mercado pequeño para los autores globales", reflexiona Pablo Simonetti, escritor chileno de éxito internacional y el más solicitado "firmador" de libros del recinto, al ser consultado por la baja presencia de figuras destacadas de la narrativa internacional. "Por lo común en Latinoamérica, los grandes del habla hispana van a Guadalajara, a Buenos Aires y, en contadas ocasiones, a Bogotá. Los europeos cruzan el Atlántico o los norteamericanos bajan del Río Grande muy rara vez. Si queremos tenerlos aquí, tendríamos que colgarnos de sus visitas a la Feria del Libro de Buenos Aires (cualquier autor de éstos vende al menos cinco veces más en Argentina que en Chile y tiene una tribuna más visible), u organizar un festival literario, como se hace en otras ciudades (el Festival en Cartagena de Indias o el Festival de Paratí en Brasil). Allí los autores dan recitales, se cobra entrada, no se venden libros y el Estado, en conjunto con las editoriales y los auspiciadores, financian lo que haga falta para traerlos. El énfasis estaría puesto en la celebración de la literatura y no, como ocurre en todas las ferias del libro del planeta, en el legítimo incentivo de las transacciones comerciales. ¿Podría esta feria adquirir un carácter híbrido feria-festival? Tal vez, pero habría que meterse la mano al bolsillo", resume Simonetti.

Por ahora seguirá siendo "la feria más antigua de Chile", como la describe Castillo.

Algunas recomendaciones de libros en la Feria

A decir verdad, esta versión de la Feria se ha mostrado bastante escasa en ofertas, quizá porque las grandes editoriales han estado liquidando antes de este "carnaval" de los libros. Con todo, siempre es posible encontrar cosas baratas, además de reediciones de libros que estaban descontinuados y otros que, sin ser estrictamente novedades, son lecturas atractivas. Aquí van algunas recomendaciones.

Biografía: Gitta Sereny "Albert Speer"

Editorial Vergara, $15.000

Reedición de la monumental biografía de Albert Speer, el arquitecto y luego Ministro de Armamento de Hitler, uno de sus más importantes hombres de confianza. Destacado jerarca nazi, fue uno de los pocos que manifestaron remordimiento y se declararon, de modo ambivalente, culpables. Juzgado en Nüremberg fue condenado a 20 años de prisión.

Oferta: Eduardo Gil Bera "Baroja o el miedo"

Editorial Península, $3.000

Partiendo de la base que todas las biografías existentes sobre Baroja daban por verdad lo que él mismo contaba en sus memorias, Gil Bera, en su documentadísimo y a la vez personal libro, se dedica a desarmar el mito del escritor destacando su principal característica: la cobardía.

Instantáneas: John Berger "Fotocopias"

Editorial Alfaguara, $9.900

Otra recopilación de los textos inclasificables (¿cuentos, ensayos, reflexiones?) del imprescindible John Berger. Presenta en este libro 29 momentos o encuentros o instantáneas, deteniéndose en los detalles (personas, animales, flores, objetos cotidianos) de lo que ve o de las historias que otros, durante sus viajes por Europa, le cuentan.

Ensayo: Walter Mignolo "La idea de América Latina"

Editorial Gedisa, $15.200

En la estela de los estudios poscoloniales, Walter Mignolo lleva a cabo una suerte de manifiesto sobre la idea de "latinidad", siguiéndola desde su nacimiento en Europa hasta hoy, pasando por su apropiación por la élite criolla de América del Sur y el Caribe hispano en el siglo XIX.

Entrevista a André Chermont de Lima

El agregado cultural de Brasil, país invitado a la Feria del Libro, invita a descubrir autores tan esenciales como Rubem Braga, Graciliano Ramos y Vinicius de Moraes.

-¿Qué clásicos recomendarías a quienes se sorprendieron con Machado de Assis?

Él es sin duda el escritor esencial para quien quiere conocer la literatura brasileña, aunque tenemos grandes poetas en el siglo XIX, como Gonçalves Dias y Castro Alves, quien hizo una importante contribución a favor del abolicionismo con su poema "Navio Negrero". Pero, como la música, nuestra literatura alcanzó su madurez a comienzos del siglo XX, con Graciliano Ramos y Guimarães Rosa en narrativa, Carlos Drummond de Andrade, Manuel Bandeira y João Cabral de Mello Neto en poesía.

-¿Quiénes deberían tener mayor presencia en el mercado de habla hispana?

Vuelvo a Graciliano Ramos, dueño de una literatura áspera, directa y de una fuerza extraordinaria. También Nelson Rodrigues, nuestro mayor dramaturgo, un artista destacado, pero al mismo tiempo accesible. Muchas de sus piezas de teatro y cuentos han sido adaptados para la televisión y el cine. Y hay que destacar a Vinicius de Moraes, compositor mundialmente famoso, pero que nadie conoce como poeta.

-¿Cuál es el sitio que ocupa Jorge Amado en la literatura brasileña?

Es un escritor que despierta mucha simpatía. Sus libros publicados entre los años 30 y 60, como Tierras del Sin Fin y Gabriela, Clavo y Canela son bellos retratos de una Bahía carnavalesca, medio exótica, pero llena de injusticias. Creo que Amado se repitió un poco al final y las adaptaciones para la televisión agotaron, en parte, el interés del público. Otro escritor de Bahía, João Ubaldo Ribeiro, tiene un libro extraordinario, Viva el Pueblo Brasileño, publicado por Tusquets y disponible en la Feria del Libro. Algunos trechos de ese libro, como el que narra a los caníbales devorando a los holandeses en el siglo XVI, son inmejorables.

En Brasil no se discute que la crónica tiene calidad literaria. ¿Quiénes son las principales figuras?

A fines del siglo XIX y principios del XX, Lima Barreto escribía unas crónicas memorables. Más tarde fue el turno de Rubem Braga, quien vivió en Chile y escribió sobre su estadía acá. Nelson Rodrigues, a su vez, es el mayor cronista deportivo de Brasil. Sus páginas sobre fútbol son obras de alta calidad literaria.

EN CIFRAS

100 presentaciones de libros

760 sellos editoriales

Más de 60 invitados extranjeros de 15 países

300 actividades paralelas entre charlas, conciertos, debates, ciclos de cine y espectáculos infantiles

1.500.000 libros en exhibición

$ 1.000 la entrada de lunes a jueves

$ 2.000 viernes a domingo

230 mil visitantes espera la Cámara Chilena del Libro

150 expositores

15 expositores agrupados en la Asociación de Editores de Chile ofreciendo un 19% de descuento en cualquier compra

2 veces más pagan, proporcionalmente, los stands pequeños a los grandes

http://diario.elmercurio.com/2007/10/28/artes_y_letras/_portada/noticias/D2C00F8D-DCD3-41B1-A5EE-7E7406B0DE8B.htm?id={D2C00F8D-DCD3-41B1-A5EE-7E7406B0DE8B}

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